lunes, 25 de febrero de 2013

Mi diario sobre conducción…


Antes de comenzar debo hacer la acotación de que esta pequeña bitácora sólo nació con el fin de registrar mis avances, pero por sugerencia de alguien a quien considero esencial en el proceso voy a publicar.

Día 1.
Encender el carro, es de un toque. ¡Esto va a ser fácil! Aquí sonrío. El segundo paso es arrancar: Ok, esto de sacar el cloche en simultáneo a meter el acelerador no es tan fácil. Aquí ocurre la primera mala experiencia, y debo decir que me ocurrió medio millón de veces. Quiero llorar, la clase llega hasta aquí. Ah, no he aclarado un punto, el instructor es mi hermano y debo decir que todavía en este punto estoy tremendamente agradecida por su interés de enseñarme a conducir.
Día 2.
Bueno, seguimos arrancando… ¡El carro se mueve! ¡Me obedece! Pero… ¿Para dónde va? Wow… Sostener el volante recto, girar y volver al inicio… No parece difícil, puedo hacerlo.
Nota: Arrancar todas las otras veces fue una odisea, de esos asuntos que sólo quiero sepultar en mi memoria.
Día 3.
¡Ya! Debes superar lo de arrancar, no puede ser tan difícil. ¿Será que variar el instructor puede hacer una diferencia significativa en mi ciclo de aprendizaje? Para probar esta hipótesis traigo a mi mejor amigo… Vamos que si puedes, reuniste el dinero, conseguiste el carro (sabemos que es toda una odisea en la economía actual de nuestra patria), todos lo hacen, yo también tenía miedo, a mi costó muchísimo… No, definitivamente no está funcionando. Las lágrimas comienzan a correr, me siento frustrada. ¿Cuánto cuesta un chofer?
Día 4.
Vuelvo a mi instructor inicial. Finalmente arranco, después de varios intentos. Vamos rodando, cambia a segunda… Lento pero allí voy. Mentalmente celebro mi pequeño avance. Cambia a tercera, frena, un policía acostado, alguien trotando se atraviesa, tienes que recortar (en este momento me sentí como cuando llegas al parcial y ves que nada de lo que estudiaste salió CDSM)… Se apagó el carro, enciende intermitentes, bajo la mirada, cuando la subo el parachoques de una camioneta ocupa el retrovisor, algunos gritos, no ha pasado nada… Sólo debes arrancar. Si, como si fuera soplar y hacer botellas. Varios intentos, el pana de la camioneta se las arreglo para pasarme por un lado, yo sudo frío… Y arranqué. Buda, te debo algo, no sé que será pero te debo algo. Volvamos a casa, llegamos… Estaciónalo pues, no puede quedarse en el medio. Ajah, es entre estas dos rayas… Intento 1, torcido. Intento 2, muy torcido. Intento 3 ¡Coño estaciona tú! Debo admitir que hubo más lagrimas, odio a todos los que saben manejar.
Día 5.
Este día no manejé, sólo lo incluyo porque estoy considerando seriamente una autoescuela, pero al parecer es la peor idea de todas porque resulta que ahora hasta el Pollo (aquí cabe la acotación de que el Pollo es mi perro) puede enseñarme a manejar gratis o por un costo inferior al cotizado. Creo que la gente no entiende que en serio me asusta, me hace sentir frustrada y quiero culminar satisfactoriamente mi ciclo de aprendizaje.
Día 6.
Bueno hoy amanecí con ganas de practicar. ¿Papá será que usamos tu carro que es automático, como para ir agarrando confianza? Respuesta afirmativa que quizás luego se cuestionó. Una salida relax, en las adyacencias de mi casa. Otra cosa más de que preocuparme, las líneas blancas en el piso… Ah… ¡Son para seguirlas! Pero no me va tan mal. Pienso que quizás pude haber pagado más y comprar un carro automático, luego vuelvo a pensar que es imposible que me cueste tanto. Como me gusta comprobar las hipótesis, entonces debía seguir con el experimento, ahora invité a otro pana, este se parece más a mí, es relajado y en este punto sólo necesito a alguien paciente que se atreva a arriesgar su vida y salir conmigo. Rodamos alrededor del conjunto residencial, se me apaga el carro frente a la policía municipal, una oficial me hace barra, genero una cola, el pana debe mover el carro. Bueno, vamos a salir de la urbanización… Wow, puedo seguir las rayas blancas, llego a casa de una amiga y… No está, resulta que está un poco más lejos. Perfecto, vamos a salir del municipio… Voy bien (mentalmente celebro mis avances). Ok, la oficial de policía me pasa por un lado y sigue haciendo barra. ¿Será que le digo al pana que olvidé traer las copias de los papeles del carro? Llegamos a la urbanización de la amiga, arrancar de nuevo… Hasta el vigilante me pregunta por qué diablos no maneja mi amigo. Modo: Odiando al vigilante. La salida culmina con un estacionamiento exitoso (en este momento sólo basta con estar entre las dos líneas amarillas).

Para los que se preguntan si ya sé manejar… Debo confesar que aún mi proceso no termina y que por lo tanto… Esta bitácora no está cerrada.

¿Y tú como aprendiste a manejar?    

Independencia


El día que mis padres se decidieron a enseñarme a conducir fue uno de los mejores momentos para mi, a los que me conocen saben que todo lo que sea aprender algo que me permitirá avanzar en mi lucha por la independencia (sea social, intelectual, económica y hasta sexual) es un logro, así que montarme en el asiento del piloto, ser yo la que maniobrara la caja de cambio era como la emoción que siente un niño al volar un papagayo, en ese instante sólo estaba en mi mente la palabra: libertad, agradecía a tod@s los grandes luchadores por los derechos de la mujer, por que sin ellos a mis padres ni les habría pasado por la mente, eso sería como una herejía.

Así que mi papa me dijo: con el pedal de la derecha aceleras, con el del medio frenas, el de la izquierda permitirá que metas (si, "metas") las velocidades, arrancas en primera, para arrancar sacas el croché y de la misma forma vas pisando la "chancleta" (o sea el pedal de la derecha) y listo ya manejas.

Eso fue todo, ni más ni menos, obviamente cuando encendí el motor la emoción no cabía en mi, nerviosa? Ni hablar, pero no podía mostrarle eso a mi papa quien es un excelente maestro pero regañón en temas de aprendizaje, y cuando seguí las instrucciones no ocurrió lo que el me explico, es decir el carro no se movía, era  un Fiat spacio 85, sincrónico por supuesto, en mi casa los carros automáticos son de "jeva", cabe destacar el 71% de mi familia está conformada por "jevas", en fin cuando no se movió y sólo vi encendida las luces del tablero mi papa me repitió el procedimiento una vez más, motor encendido, pie izquierdo en pedal izquierdo, pie derecho en pedal derecho, listo, resultado: vehículo hacia adelante y hacia atrás, luces de tablero encendidas, motor apagado, mi papa? Dijo: "ya te lo explique dos veces, ya sabes cómo es, espero por ti". Eso fue suficiente para entender que ya el me había dado la capacitación, las herramientas, sólo faltaba mi empeño, y ese definitivamente es el legado de mis padres. Ese día luego de unos pocos intentos más finalmente logre que el vehículo me obedeciera, y a partir de allí seguí intentando, observando a los pilotos que acompañaba para ver en que me equivocaba yo, tenía 16 años cuando eso ocurrió, pasaron varios años hasta que pude conducir un auto como tal, mis papas no me prestaban el suyo, la enseñanza era simplemente para que cuando llegara el momento yo ya tenía el conocimiento.

Pues gracias "Pas", por siempre empujarme, por poner su granito de arena en la contribución de mi independencia y del avance del país, cuantos padres como estos necesitáremos para que realmente avance la sociedad venezolana?

Yuni

Saber Manejar


Si se hiciese una encuesta a las personas que conducen un automóvil un día cualquiera en una ciudad equis de nuestro país, preguntando si saben manejar, me atrevería a apostar que la gran mayoría por no decir todos responderían afirmativamente. Y es que aunque parezca una pregunta idiota preguntarle a un conductor si sabe manejar, lo cierto es que día a día nos encontramos con un sinfín de personas que estamos seguros no saben manejar.
Lo que sucede es que no basta con saber operar un vehículo para decir que se sabe manejar, es decir no es suficiente saber arrancar sin que se apague, o realizar frenadas suaves, o cruzar manteniendo nuestro canal, para considerar que sabemos manejar. De hecho creo que son pocas, muy pocas las personas que en realidad saben manejar, grupo al que probablemente no pertenezca mi persona. Pero antes de querer lapidarme diciendo que Uds. mis querido y quizás imaginarios lectores, si saben manejar, háganse estas preguntas, y ojo no cuenten las respuestas a nadie, porque obviamente “Nadie maneja mejor que nosotros mismos”
1.- ¿En una intersección entre 2 calles, quien tiene prioridad de paso?
2.- ¿En un redoma quien debe pasar primero?
3.- ¿Que significa el rayado simple continuo y el doble?
4.- ¿Con cuanta anticipación se debe colocar la luz de cruce?
5.- ¿De verdad nos pueden remolcar el carro si el vidrio parabrisas esta astillado?
6.- ¿Cual es la velocidad máxima permitida en el canal derecho de una autopista?
7.- ¿Cual es la velocidad en el canal izquierdo?
8.- ¿Cual es la diferencia entre los colores de los carteles en las distintas vialidades?
9.- ¿Cual debe ser la velocidad máxima permitida en carreteras de grava?
10.- ¿Como señalas con la mano que vas a cruzar a la derecha?

Si fallaron o no supieron responder al menos una de estas preguntas se darán cuenta que al igual que yo, no saben manejar. Y es que manejar incluye conocer las leyes y reglamentos, si no lo hacen pues su licencia es “Chimba” como la mayoría de las cosas de nuestro país.

Pero no basta saberse las leyes, cual legislador eidético, sino que además hay que adaptarse a como se maneja en cada localidad, ya que no es lo mismo manejar en Caracas, donde es norma vital mantener los vidrios arriba en la cola no importa si el aire acondicionado no sirve, para no ser visto en un video en internet como víctima de los atracos en la Francisco Fajardo, sino que además apenas cambia el semáforo, se arranca con la celeridad digna de un dragster, en comparación con Valencia donde es norma común que luego de la luz verde exista un delay de al menos unos 15 segundos antes de que empieza a avanzar la cola (causal frecuente de apoplejías en caraqueños residentes en esta ciudad) adicionalmente a este retraso, entonces luego de la luz roja también se sigue avanzando unos cuantos segundos, Uds. saben para compensar el tiempo perdido en el otro caso. Por esto un día casi choco en Barinas, donde la gente maneja de la forma más extraña, apenas la luz cambia a roja, todos se detienen. Tamaño locura no les parece.
No hablare de mis amigos maracuchos o marabinos ni mucho menos de los orientales, solo les puedo decir que manejar allí no es cosa para tontos.
Ah pero aun faltaría más, para poderse considerar un conductor apropiado, hay normas no escritas pero tacitas en las carreteras, tales como que al pasar un vehículo se mantenga la luz de cruce a la izquierda para señalar a los que vienen detrás nuestro que tienen oportunidad de pasar también, o en caso contrario colocarla a la derecha. De igual forma que al pasar un accidente o cualquier obstáculo en la vía se le hacen cambios de luces a los conductores que nos encontremos en los próximos kilómetros acercándose al lugar del inconveniente a forma de advertencia. Que las luces altas se usan en forma intermitente si hay tráfico en sentido contrario al nuestro, y que si nos hacen cambios de luces en la noche, no es para saludarnos, es para informarnos de algo, bien sea el caso del inconveniente, o para recordarnos que no somos cazadores de conejos.
En fin amigos, lo que quiero decir con esto, es que en mis 20 años de conductor, he aprendido algo casi todos los días y aun me falta por aprender un montón, así que aquellos que se compraron un carro y no lo sacan esperando aprender a manejar bien, les comento que para que llegue ese momento, si es que algún día llega, van a pasar muchas, muchas, muchísimas horas de prácticas, tantas que aunque se dediquen exclusivamente a practicar, les tomara años llegarlo a dominar en su totalidad, por lo que mi recomendación es:
Cómprense una estampita de su santo preferido. Ármense con  frases como: “la tuya”, “te la saludo en lo que llego a la casa”, “debe ser que tu nunca estuviste aprendiendo”, móntense en ese carro, persígnense, pongan la música que más les relaje y salgan al ruedo, porque la verdad verdadera es que manejar es como hacer el amor, nadie aprende en la teoría y aunque creamos que lo sabemos todo, siempre nos encontraremos con alguien que piensa que lo hace mejor que nosotros”

            Carlos J. Guillén