lunes, 25 de febrero de 2013

Independencia


El día que mis padres se decidieron a enseñarme a conducir fue uno de los mejores momentos para mi, a los que me conocen saben que todo lo que sea aprender algo que me permitirá avanzar en mi lucha por la independencia (sea social, intelectual, económica y hasta sexual) es un logro, así que montarme en el asiento del piloto, ser yo la que maniobrara la caja de cambio era como la emoción que siente un niño al volar un papagayo, en ese instante sólo estaba en mi mente la palabra: libertad, agradecía a tod@s los grandes luchadores por los derechos de la mujer, por que sin ellos a mis padres ni les habría pasado por la mente, eso sería como una herejía.

Así que mi papa me dijo: con el pedal de la derecha aceleras, con el del medio frenas, el de la izquierda permitirá que metas (si, "metas") las velocidades, arrancas en primera, para arrancar sacas el croché y de la misma forma vas pisando la "chancleta" (o sea el pedal de la derecha) y listo ya manejas.

Eso fue todo, ni más ni menos, obviamente cuando encendí el motor la emoción no cabía en mi, nerviosa? Ni hablar, pero no podía mostrarle eso a mi papa quien es un excelente maestro pero regañón en temas de aprendizaje, y cuando seguí las instrucciones no ocurrió lo que el me explico, es decir el carro no se movía, era  un Fiat spacio 85, sincrónico por supuesto, en mi casa los carros automáticos son de "jeva", cabe destacar el 71% de mi familia está conformada por "jevas", en fin cuando no se movió y sólo vi encendida las luces del tablero mi papa me repitió el procedimiento una vez más, motor encendido, pie izquierdo en pedal izquierdo, pie derecho en pedal derecho, listo, resultado: vehículo hacia adelante y hacia atrás, luces de tablero encendidas, motor apagado, mi papa? Dijo: "ya te lo explique dos veces, ya sabes cómo es, espero por ti". Eso fue suficiente para entender que ya el me había dado la capacitación, las herramientas, sólo faltaba mi empeño, y ese definitivamente es el legado de mis padres. Ese día luego de unos pocos intentos más finalmente logre que el vehículo me obedeciera, y a partir de allí seguí intentando, observando a los pilotos que acompañaba para ver en que me equivocaba yo, tenía 16 años cuando eso ocurrió, pasaron varios años hasta que pude conducir un auto como tal, mis papas no me prestaban el suyo, la enseñanza era simplemente para que cuando llegara el momento yo ya tenía el conocimiento.

Pues gracias "Pas", por siempre empujarme, por poner su granito de arena en la contribución de mi independencia y del avance del país, cuantos padres como estos necesitáremos para que realmente avance la sociedad venezolana?

Yuni

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